miércoles, 8 de febrero de 2012

La ciencia del Antiguo Egipto

Uno de los grandes misterios de la Antigüedad es el elevado nivel científico que alcanzaron algunas civilizaciones. El Egipto faraónico es un claro ejemplo. Según las crónicas incluso los sabios griegos iban a Egipto a perfeccionar y ampliar sus conocimientos, sobre todo en matemáticas, campo en el que llegaron a los avances más insospechados, en algunos casos, sin explicación para el hombre actual.
Para los matemáticos egipcios las reglas no eran ningún enigma: sabían restar, sumar, multiplicar y dividir perfectamente además de llevar a cabo complicadas ecuaciones que lo serían igualmente hoy en día para nuestros estudiantes de educación secundaria, es más, Pitágoras, que llegó a ser venerado en la Grecia clásica, bebió de las fuentes egipcias.
En principio se cree que este desarrollo científico se debió a pura necesidad: el Nilo era fuente de vida como lo es también actualmente y había que saber con exactitud cuando se producirían las subidas y bajadas del nivel del agua ya que ello marcaba toda la actividad del reino por lo que la geometría adquirio un perfeccionamiento inusitado. Esta necesidad llevó a todo lo demás, como por ejemplo la medición de los niveles del agua y de las fincas circundantes al río para ser todo debidamente registrado naciendo las unidades de longitud como el codo.
Serían los escribas los depositarios de todo el saber matemático que guardaban en sus escritos por lo que gozaban de un gran prestigio social pues todo el mundo les veía como verdaderos sabios. Eran quienes registraban para los gobernantes todos los detalles importantes como las subidas del Nilo, que servían para hacer estudios estadísticos, la producción agrícola para determinar qué medidas tomar si había sequía, la capacidad de almacenamiento en los silos además de confeccionar censos de población, muy importantes para conocer los recursos humanos de los que disponían los faraones pero también el modo en que debían ser distribuidos los alimentos en caso de necesidad por lo que también censaban las cabezas de ganado. Los registros de los escribas permitían también conocer los excedentes que eran comercializados exportando a otros Estados de la época e importando lo que verdaderamente necesitaban, dato que era conocido precisamente por los registros.
Del mismo modo que los escribas eran apreciados por los monarcas lo eran también los arquitectos que dejarían para la posteridad monumentos que recordarían la obra faraónica así que eran instruidos en ciencias como la física o las matemáticas. De ellos dependía la administración del trabajo de las obras públicas y el traslado de material que no pocas veces debían traer de lugares lejanos lo que requería conocimientos importantes para emprender tan magna obra y un ejemplo perfecto son las pirámides. 
En las villas egipcias había otra profesión muy apreciada, la de los médicos que solían aprender sus técnicas de sanación en escuelas vinculadas a los templos ya que encomendaban su trabajo a los dioses. De este modo, algo que calaba tanto en la espiritualidad de la población como era su salud podía ser utilizado por los sacerdotes como justificación de su existencia. Digamos que al estar asociada la medicina a los templos a través de lo que hoy llamaríamos Hospitales universitarios ya que no solo eran centros de salud sino también escuelas de medicina, todo ello en dependencias que formaban parte de los complejos monumentales religiosos, la población egipcia relacionaba la medicina con un don divino agradeciendo de distintas maneras a los sacerdotes el que permitieran con sus rezos que los dioses hicieran ese regalo a los mortales (la medicina era gratuita pero los templos acababan cobrándoselo por otros medios indirectos). Los dioses patronos de la medicina eran Dyehuty, adoptado también por los griegos y la diosa Sejmet.
El papiro de Lahun es un tratado de ginecología de lo más avanzado que incluye otros conocimientos sobre matemáticas pero lo más asombroso no es su contenido pues ya tenemos otros muchos ejemplos de los avances egipcios en diferentes materias sino su antigüedad: se cree que data del año 3.000 a.C
Por este papiro y otros conocemos que los médicos egipcios sabían cuales eran las enfermedades más comunes de las mujeres y como tratarlas de modo efectivo. Una mujer egipcia iba regularmente a su ginecólogo como lo hacen en la actualidad y se ponían en sus manos para que les siguieran durante sus embarazos con revisiones periódicas (recomendaban música relajante para las mujeres embarazadas ya que ayudaba al feto dentro del útero, una técnica que en la actualidad se consideraba novedosa). Un "ginecólogo" del Egipto antiguo podía recomendar a una mujer como quedarse embarazada enseñándole a conocer su ovulación y una vez preñada podría indicarle, al cabo de varios meses de embarazo, cuál sería el sexo del feto. Del mismo modo, los médicos recetaban métodos anticonceptivos si se los solicitaban. Además, la medicina estaba regulada como un verdadero sistema de seguridad social tal y como los actuales ya que era gratuita, universal y disponible las veinticuatro horas del día para todo el que la necesitara, lo que quiere decir que las Casas de la Vida, como eran llamados los Hospitales del Egipto antiguo, contaban con sus propios servicios de urgencias y bañeras con agua termal para una más pronta recuperación de reumas de todo tipo. Las medidas higiénicas eran probablemente las más avanzadas de toda la Antigüedad, incluso mucho más de lo que lo fueron en la Edad Moderna europea donde brillaban por su ausencia.
Como los médicos de los tiempos actuales, también los egipcios de la Antigüedad tenían una carrera o cursus honorum como lo llamarían los romanos posteriormente, extensible a los escribas. Existían los médicos especialistas y cuando adquirían una gran experiencia se convertían en lo que hoy conocemos como médicos intensivistas ya que prácticamente conocían todos los males y enfermedades (no confunfir con los profesionales de la medicina general, hasta hace pocos años llamados médicos de cabecera). Después de un período itinerante de más o menos años, podían finalmente ingresar en algún templo para ejercer como médico de prestigio o instalar su propia consulta en su residencia habitual. La especialización médica alcanzó espectaculares avances como la posibilidad de operar cataratas, lo que está documentado. 
Que nadie se engañe con respecto a la diagnosis médica egipcia puesto que no tenía nada que ver con la de épocas posteriores más basadas en fenómenos espirituales que empíricos, al contrario que en el Egipto antiguo donde preguntaban al enfermo sobre los síntomas de su dolencia, si había antecedentes familiares, se llevaba a cabo una exahsutiva investigación del entorno del paciente para encontrar una posible explicación de su mal y se planificaba un tratamiento y seguimiento médico del paciente a medio plazo procurando en primer lugar impedir que el enfermo sufriera en exceso recetándoles fármacos naturales pero también minerales como la sal, el cobre, ocre, etc. que le aliviaran, estudiando a continuación la enfermedad detenidamente para intentar frenar su desarrollo y finalmente buscando su curación definitiva, si era posible. 

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