miércoles, 15 de febrero de 2012

La Moda y el Arte Egipcio

La cultura egipcia es otra de las cinco civilizaciones consideradas, por los expertos, como primarias; las especiales condiciones geomorfológicas del nordeste del continente africano y, sobre todo, la presencia del río Nilo, una de corrientes de agua más largas y caudalosas del planeta con sus crecidas anuales, proporcionan los elementos necesarios para la existencia de asentamientos humanos ya desde épocas prehistóricas; que permitieron el desarrollo posterior de la civilización egipcia llegando al máximo esplendor.
La pervivencia de muchos de sus elementos artísticos y arquitectónicos, dada la resistencia de los materiales con que fueron construidos, ha permitido, a diferencia de lo sucedido con otras civilizaciones, un profundo conocimiento de sus costumbres y modos de vida. Como sucede con el resto de culturas de la Antigüedad sus raíces se funden con la prehistoria; no pudiendo en este caso, según los expertos, rastrearse sus huellas más allá del Calcolítico; período en el que los restos arqueológicos encontrados ya presentan algunos rasgos catalogados como egipcios.
Debemos hacer constar que los asentamientos humanos de estos primeros tiempos tuvieron que hacer frente a cambios climáticos y geográficos que condicionaron su desarrollo. Los expertos hablan de un proto-Nilo: curso fluvial situado a unos quince kilómetros al oeste del curso actual del río, que se adentraba incluso en zonas hoy desérticas, por lo que cabría decir que durante la fase final del Paleolítico medio (50000-30000 a. C.) el actual Sahara occidental estaba lleno de lagos y praderas habitadas por el homo neandertalense africano; y que el desarrollo técnico adquirido en períodos posteriores permitió a los habitantes de la zona un gran desarrollo en las técnicas de caza. Concretamente en la zona del Nilo se desarrollará la denominada cultura Khormusana que ocupaba diferentes asentamientos de forma recurrente y subsistía gracias a la caza, la pesca y a incipientes procesos de recolección. La desecación posterior del Sahara hace difícil el rastreo cultural de la zona.
Tradicionalmente se considera que la civilización egipcia adquirió carta de naturaleza con la unión de los dos reinos: el Alto y el Bajo Egipto, zonas que inicialmente presentan características distintas tanto en su conformación como en su poblamiento.
El valle del Nilo sufrió entre el 13000 y el 10000 a. de C. un período de grandes inundaciones estacionales, que favorecieron los asentamientos humanos a lo largo del Nilo; se sabe que en el Bajo Egipto en puntos cercanos a la baja Nubia, desde la segunda catarata hasta Toshka, hubo poblamientos que consiguieron una incipiente domesticación de gramíneas, aunque las condiciones climáticas dificultan su estudio; perdiéndose su rastro; y no permitiendo una datación concreta hasta la llegada del Neolítico. En la zona de El Fayum existen muestras de un epipaleolítico local de pescadores y cazadores y un Neolítico propiamente dicho que los restos arqueológicos vinculan a orígenes asiáticos; con el cultivo de especies como el lino, espelta y cebada; y especies animales como cabras y ovejas como se constata en el yacimiento de Merimde Beni Salami, situado a unos 50 Km de El Cairo, datado entre el 4880 y el 4230 a. C. considerado la primera gran aldea de cazadores y agricultores. Otro yacimiento importante, en esta ocasión situado en la orilla derecha del Nilo, es el de de Maadi, al norte de Omari, datado entre el 3600 y el 3000 a.C.; sobre todo por la constatación de contactos con el resto de culturas mediterráneas de gran trascendencia en la época histórica para la cultura egipcia. La zona oeste del delta o Alto Egipto está condicionada por su proximidad al desierto lo que impidió el desarrollo de prácticas agrícolas y favoreció la práctica del pastoreo.
Los yacimientos de Tasa, Badari y Nagada están fechados hacia el 4300 a. C. en adelante; el último de los citados tiene varias fases. Siendo, al parecer, en esta zona del Alto Egipto donde, a partir del Gerzeense, se dieron las condiciones idóneas para el desarrollo hacia una sociedad organizada; capaz en un momento dado de asumir de forma centralizada el control económico, social y político que permitiera su evolución interna y su expansión.
Una vez indicadas, someramente, las raíces de la civilización egipcia debemos pasar a tratar el principal tema que nos ocupa: la moda o la forma de vestir de los egipcios. Las muestras arqueológicas y artísticas conservadas nos van a permitir visualizar la indumentaria de los grupos humanos de la zona y observar sus similitudes y diferencias.

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