miércoles, 29 de agosto de 2012

Costumbres del Antiguo Egipto


Las costumbres del Antiguo Egipto, la rutina diaria de los habitantes, las ciudades, los oficios, la economía, todo se derivaba de la agricultura, sus necesidades y sus beneficios.
Heródoto afirmaba: "Egipto es un don del Nilo", y este impregnó todos los aspectos de la vida, incluida la mitología.
A orillas del Nilo, se consumó la revolución del Neolítico, recolectando, domesticando animales y practicando la ganadería. La observación de una mayor producción de gramíneas sobre el limo de las crecidas, les llevó a crear un sistema de regadío, lo que trajo la organización de una economía de almacenamiento que ayudó a su vez al desarrollo de las ciencias y las artes:
  • Escritura, para administrar los recursos,
  • Geometría, para calcular desniveles en las acequias y medir las superficies,
  • Álgebra, para distribuir correctamente los caudales,
  • Meteorología, para predecir las crecidas del río,
  • Astronomía, y con ella el calendario, para anunciarlas y organizar el trabajo.

Contenido

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[editar]Organización del Estado

Amenhotep III con las dos coronas
Al ser el Faraón la encarnación del dios Horus en la tierra, desde los tiempos predinásticos se le reconoce un poder absoluto sobre el resto de los mortales, que daban por supuesto que era el dueño de todo Egipto; sus tierras, sus cosechas, las armas e incluso la gente le pertenecía y cuanto ocurría en el país se le atribuía, ya se tratara de buenas cosechas o de una inundación a destiempo del Nilo. Él en persona nombraba visiressacerdotesgenerales y demás altos cargos.
La unificación del Alto y Bajo Egipto en época de Narmer marcó el inicio de la cultura egipcia, pero nunca se olvidó la primitiva división. Durante mucho tiempo hubo dos administraciones y cuando se fusionaron mantuvieron una serie de símbolos que lo recordaban, sobre todo en el ritual regio. El más conocido, la doble corona.
Como dueño absoluto de la tierra, el faraón tenía derecho a recibir sus frutos, aunque algunas veces cedía tierras a los templos (que llegaron a controlar inmensas propiedades) o a particulares, bien como pago de un cargo, en cuyo caso volvía a la propiedad real al cesar el funcionario (caso de los gobernadores locales), o como premio condicionado, por ejemplo a veteranos siempre que un hijo sirviera en el ejército. En los tiempos de debilidad real nadie recordaba lo pactado y las tierras se volvieronhereditarias. Pero en cualquier caso, faraón, sacerdotes o nobles subarrendaban a campesinos con experiencia. La recaudación de impuestos movilizaba gran cantidad de funcionarios, y para controlarlo todo se hacían frecuentes censos, pagando cada uno con parte de su trabajo, grano, animales o productos artesanos.
Una consecuencia directa de la divinidad del rey fue el gran poder de los sacerdotes por él nombrados personalmente para representarle en el culto.

[editar]Religión

Ajenatón y su familia, presididos por el dios solar Atón
Los dioses tenían una apariencia antropomorfa, aunque unida a otros elementos tomados de los animales, que querían representar los poderes del dios. Siguiendo las relaciones familiares, tan importantes para los egipcios, eran agrupados en tríadas familiares. De esta manera eran más fáciles de recordar e identificar.
Cada uno de los dioses estaba a disposición del mundo terrenal en lo más profundo de los templos, encarnado en una estatua que el faraón, o en su defecto el sacerdote, debía atender cada día.
Amenhotep IV proclamó la abolición de los dioses a favor de uno solo, Atón (una de las múltiples advocaciones de Ra), pero no tuvo éxito: el faraón se autoproclamó como el único intermediario entre Atón y la humanidad, anulando prácticamente al sacerdocio, y las reacciones no se hicieron esperar, y su monoteísmo no duró. Después de su muerte, su hijo (el futuro Tutankamon, que murió muy joven y del que se hallaron sus restos en perfecto estado) fue educado y utilizado por la casta sacerdotal para restablecer el culto de todo el panteón.
Alcanzar la proximidad del dios y llegar a ser uno de ellos era el máximo anhelo del egipcio para su vida tras la muerte. Esta unión se realizaba siempre que el difunto hubiera pasado con éxito el Juicio de los Muertos y si tenía un cuerpo incorrupto que pudiese alojar su alma. De hecho, uno de los peores castigos era arrojar los cadáveres al agua o al fuego, como ocurrió con los cómplices del golpe de Estado intentado por el Príncipe Pentaur.

[editar]Momificación

Para los antiguos egipcios en la Duat se reunían el cuerpo, jat, y el espíritu que comprendía tres principios:
Aj, lo inmortal, que representa la esencia divina, y que abandona el cuerpo tras la muerte para unirse a los dioses.
Ka, la energía vital continúa viviendo una existencia ficticia en el sarcófago, necesitando víveres, o se introducía mediante conjuros mágicos en una estatua que representaba al difunto. Disponía de los ‘’Ushebti’’, o estatuillas de servidores que debían ayudar en los trabajos que los dioses ordenaran al difunto. En otra definición el Ka es concebido como la parte individual, diferenciadora del espíritu de cada ser humano, o como ego humano vital, simbolizada como la mano levantada hacia lo alto, soltando la luz interior de esa vitalidad pues ya no la necesita en el 'Más Allá'.1
Ba, lo espiritual. Abandona el cuerpo por el día, aunque debe regresar a él al anochecer para no ser devorado por espíritus malignos. También podría ser destruido debido a los pecados del difunto. Mientras el Ba para salvarse sigue los pasos marcados por el Libro de los Muertos reproducidos en la tumba, el cuerpo era salvado mediante el proceso de momificación. Según otras versiones del papiro del Libro de los Muertos, el Ba está representada por un ave, y simboliza la Mente Penetrante en vínculo con la Divinidad y que a veces se confunde con el Aj.

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