sábado, 3 de noviembre de 2012

La vida en el Antiguo Egipto

La sociedad del Antiguo Egipto representa una jerarquía distinta de lo que tenemos hoy en nuestra sociedad. La sociedad egipcia estaba estructurada como una monarquía absoluta cuya cabeza era el faraón, quien era dueño de las tierras y tenía el poder total sobre sus súbditos. Bajo el faraón se ubican las demás clases sociales, que permanecieron inalterables debido a que por generaciones los hijos realizaban las mismas tareas de sus padres. De eso, la historia de la sociedad egipcia declara una división exacta bien organizada y bien controlada entre la gente de clases sociales, mejor indicado, entre el gobernante y los súbditos. Por otra parte, se llega a decir que la sociedad egipcia se dividió en dos clases: el faraón y el resto, ya que todo el resto personas, bienes, tierras, le pertenecía, al ser la encarnación de los dioses en la tierra y el señor del alto y bajo Egipto. Pero entre los dos extremos existían otras muchas consideraciones: desde los altos funcionarios, verdaderos "faraones" del territorio sobre el que gobernaban, hasta artesanos y campesinos que pagaban sus impuestos y gozaban de una cierta independencia e incluso de bonanza si la economía atravesaba una de sus etapas de expansión.
En cuanto a las figuras más relevantes de la sociedad faraónica, destacan las siguientes:

EL FARAÓN: representante del dios Horus en la tierra y el enlace entre los dioses y los hombres. La monarquía presenta una dualidad, como gobernador del Alto y el Bajo Egipto, el faraón es representado con dos coronas: la blanca del sur y la roja del norte.

SACERDOTES: se dedicaban a ofrendar a los dioses, a cambio recibían tierras e ingresos. En templos como el de Karnak hubo una gran plantilla dedicada exclusivamente a esta labor, y ejercían gran influencia sobre el faraón y las clases dirigentes, pero probablemente no es hasta el Imperio Nuevo cuando la dedicación exclusiva se generaliza. Normalmente era el faraón quien designaba quién estaba al frente del templo, pero a finales del Imperio Nuevo los cargos se hicieron hereditarios en muchos casos. Tenían escuelas para preparar a los jóvenes para el sacerdocio, generalmente provenientes de familias nobles. Recibían ingresos de las ofrendas de los templos y de los trueques.

EL CLERO DE AMÓN: las primeras alusiones al clero de Amón se encuentran en la XII Dinastía, y era dirigido por un gran sacerdote llamado "el primer profeta de Amón", que contaba con alto clero y un bajo clero como asistentes. Un amplio personal femenino acompañaba a los sacerdotes: eran las cantoras y las esposas del dios. La reina tenía el título de divina adoratriz. Los sacerdotes de Amón estaban entre los más ricos, lo que favoreció su poder.

LOS ESCRIBAS: se dedicaban a la escritura de documentos de todo tipo: literario, religioso, histórico, administrativo, judicial... Había escuelas de escribas que permitían el acceso a todo aquel que lo solicitaba, a pesar de la jerarquización de la sociedad egipcia. En una gran fosa de la aldea de trabajadores de Deir el Medina, se han encontrado grandes cantidades de ostraza, un material que se utilizaba para hacer pruebas, y que han proporcionado valiosa información sobre la procedencia plural de quienes sabían escribir, sobre sus modos de vida, y sobre sucesos como la primera huelga de la historia, que se comenta más adelante. Escriba Sentado

LOS ARTESANOS: trabajaban para el faraón o para los grandes templos, en amplios talleres bajo la supervisión de un superintendente, un cargo que generalmente era hereditario. La artesanía debió ser muy importante, tanto para objetos suntuarios como de primera necesidad: había carpinteros, escultores, vidrieros, tejedores, pintores, albañiles... que debían trabajar unas ocho o diez horas al día, y ocho días de cada diez, según la semana egipcia Artesanos

LOS TRABAJADORES DEL FARAÓN: la política de obras públicas de los faraones obligaba a mantener a un gran número de trabajadores. Uno de los ejemplos más llamativos será la concentración de estos trabajadores en el poblado de Deir el-Medina, del que hablaremos más adelante. El régimen alimenticio de los trabajadores solía estar compuesto de pan, carne de buey, ternera, gacela aves y todo tipo de verduras, además de vino, leche y cerveza. Trabajaban ocho días de cada diez, y los vigilaban escribas, funcionarios y el clero. Muchos de los obreros eran dueños de sus propias casas, y podían ausentarse del trabajo por enfermedad, celebración de la fiesta de la madre o discusión con la esposa. Tenían incluso un tribunal de obreros que dirimía los asuntos que los enfrentaban. Los salarios se pagaban en víveres y puntualmente, y cuando no sucedía se producían huelgas. Parece que los trabajadores del faraón tenían unas condiciones privilegiadas de vida frente al resto de obreros.

LOS CAMPESINOS: entre julio y octubre se producía la inundación del Nilo, que permitía el desarrollo de la agricultura en Egipto. Cuando terminaba, se preparaban las tierras y se marcaban las lindes para evitar pleitos. El arado de las tierras se realiza mediante tracción animal, aunque es frecuente que el campesino recurra al arado manual cuando carece de otros medios. Después la siembra de espelta, lino y cebada. Se adecuaban los canales de agua para las tierras más alejadas del Nilo. La cosecha solía ser vigilada por los inspectores de impuestos, y los escribas tomaban nota de cuanto se producía y el grano que quedaba almacenado en los silos. También fueron muy frecuentes los productos de regadío. Campesino arando

Segadores egipcios 

MÚSICOS: era frecuente que bailarines y músicos actuaran en las fiestas del rey, y también en público durante festivales y celebraciones.

SIRVIENTES: En las casas más adineradas muchas mujeres trabajaban como sirvientas domésticas.

ESCLAVOS: nunca fueron numerosos, y casi desaparecieron durante el Imperio Nuevo. Generalmente eran extranjeros, capturados en las guerras. Podían ser comprados y vendidos como ganado, pero también existía la posibilidad, y se dieron casos, en los que finalmente acabaron arrendando tierras y comprando su libertad.
COCINA EGIPCIA: La comida egipcia es una deliciosa combinación de sabores, gracias a los distintos ingredientes que proceden de la gastronomía mediterránea, africana y árabe. Los egipcios toman tanto carne como pescado. Las carnes suelen ser de vaca, cordero o aves como el pavo, el pato, el pollo y el pichón. Los pescados, tanto de agua salada como dulce, son frescos y están bien preparados. La clase social determina la calidad de los alimentos que se consumen. Los esplendidos banquetes de los egipcios ricos están bien documentados, con los celebrantes comiendo carne regada por vino. Sin embargo, la gente corriente no tenía esa suerte, y la carne no aparecía a penas en su dieta diaria. El buey era un plato popular, mientras que la carne en general podía ser asada, cocida estofada, y era un lujo que la mayor parte de los egipcios se permitía únicamente durante las fiestas u ocasiones especiales. Por otra parte, lo que sí comían a menudo era pescado seco, un importante recurso nutritivo en la dieta del aldeano. En cuanto a las frutas, verduras y productos diarios; se considera que judías, cebollas, ajo, apio, lechugas y pepinos están entre las verduras más consumidas por los antiguos egipcios. La elaboración del vino está en tradición mediterránea, en Egipto es bien conocida y será un producto consumido por la clase social privilegiada, además de una apreciada ofrenda en ritos religiosos. Los jardines eran muy populares, y a menudo cultivan árboles frutales y otros cultivos. Varias frutas, como los dátiles, los higos, las uvas, las granadas, y ocasionalmente las almendres, estaban disponibles para la población en general. Todas las frutas se consumían tanto frescas como secas (para conservarlas durante más tiempo). La bebida más tomada por los egipcios antiguos será la cerveza. Hecha por las mujeres, se mezclaba pan duro con levadura, dejando que fermentase en grandes vasijas. Unas cuantas semanas después, la masa resultante se filtraba y prensaba antes de ser bebida.
Deportes del Antiguo Egipto: Muchos de los deportes que se practican hoy, ya fueron practicados por los antiguos egipcios. Inscripciones en muchos monumentos indican que se practicaba la lucha libre, pesas, salto de longitud, natación, remo, tiro con arco, pesca, atletismo... Reyes y príncipes asistían a estas competiciones deportivas y alentaban a los equipos. Tenían establecidas sus reglas, árbitros neutrales, uniformes de jugador. Tanto el ganador como el perdedor recibían un collar como premio, el ganador el collar a su superioridad y el segundo por su espíritu deportivo.
La mujer: mantenía su nombre, una cierta independencia e incluso su trabajo: había comadronas, tejedoras, intendentes, o bien colaboraban con el negocio de su marido. La mujer egipcia disfrutó de total independencia y libertad. Aunque su destacada igualdad con el hombre supuso en general una adelantada forma natural de aplicación de la justicia, esta igualdad podía volverse en su contra, si una mujer cometía una falta o delito sancionado por la ley, su condición no la eximía, por lo que el castigo era penado con la misma dureza.

La mujer tenía el mismo derecho que el hombre a la propiedad, a administrar sus bienes, a litigar personalmente en todos sus asuntos, a tener negocios y a dejarlos como herencia a quien mejor le conviniese. En la vida y la cultura en el Antiguo Egipto están representadas a través de la riqueza de lo que ha sobrevivido. El Antiguo Egipto fue gobernado por la figura central del Faraón y por una burocracia masculina; sin embargo la mujer tuvo un lugar muy destacado en este "gobierno de hombres".A la mujer se la veía no solo como esposa, madre, fiel a su familia y amante de las tareas domésticas sino como una figura poderosa, sensual y erótica que, a través de su propia personalidad influía directamente en el poder que dirigía el Imperio Egipcio. Es más, en ciertas ocasiones ella gobernó como Faraón e incluso como regente y bajo su mandato Egipto fue un lugar rico y próspero. La mujer podía ejercer una profesión y tenía los mismos derechos que el hombre. Ya fuesen sirvientas, reinas, sacerdotisas o prostitutas, las mujeres egipcias siempre fueron respetadas, y mantuvieron una posición privilegiada en la sociedad de su tiempo. 

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