sábado, 8 de diciembre de 2012

Dinastias de Egipto

La cronología de la Historia del Antiguo Egipto, fundamentalmente en los primeros periodos, ha sufrido profundas modificaciones a lo largo del tiempo, como consecuencia de los continuos descubrimientos arqueológicos realizados en numerosos lugares de Egipto.

Las fechas de los reinados de los faraones son aproximadas y sólo tienen suficiente rigor a partir del siglo séptimo antes de Cristo.

Esta página es sólo de apoyo y referencia a otras, para dar una visión general de lo que opinan algunos historiadores, egiptólogos, o universidades, respecto las fechas estimadas de las dinastías del antiguo Egipto. Por eso se denomina "cronología comparada".

Su fin principal es reflejar que las fechas dependen de la escuela, o tendencia de quien escribe un libro, pudiendo variar de un texto a otro.

Esta variación comienza con solamente algunos años en el último período, puede llegar a una década al principio del Imperio Nuevo y casi a un siglo para el comienzo del Imperio Antiguo.



CRONOLOGIA FARAONICA
El primer problema que se presenta al estudiar la cronología es que los antiguos egipcios no utilizaron un único sistema para fechar. No tenían ningún concepto de una era similar al Ab urbe condita romano, el Anno Domini cristiano o la Hégira musulmana, ni siquiera algo parecido al concepto limmu usado en Mesopotamia. Por lo tanto fuerzan al cronólogo a compilar una lista de faraones, determinar la duración de sus reinados, y ajustar los posibles interregnums o corregencias. Esto conduce a otros problemas:

Todas las listas Reales de Egipto son totales pero faltan partes del texto (por ejemplo, el canon Real de Turín), o bien el texto está completo pero no proporciona una lista completa de reyes, aunque solo falte un período corto de la historia egipcia.

Hay información sobre el mismo reinado que está en conflicto en diversas versiones del mismo texto; el historiador Manetón es conocido solamente por referencias que a él hicieron escritores posteriores, tales como Eusebio de Cesarea y Sexto Julio Africano. Desafortunadamente las fechas para un mismo faraón varían a menudo substancialmente dependiendo de la fuente intermedia.

Para casi todos los reyes de Egipto carecemos una cuenta exacta sobre la duración de sus reinados.



SINCRONISMOS
Una manera útil de trabajar sobre estas lagunas de conocimiento es encontrar sincronismos cronológicos. En las últimas décadas se han encontrado muchos, con distintos grados de confiabilidad.

Sincronismos con otras cronologías. El más importante es con las cronologías asirias y babilónicas, aunque también se utilizan los que hay con los hititas, Palestina antigua, y en el período final con Grecia antigua. El más antiguo de tales sincronismos aparecen en el siglo XV a. C. durante el período de Amarna, época de la que se conserva una cantidad considerable de correspondencia diplomática entre los reyes egipcios Amenhotep III y Ajenatón con varios monarcas del Oriente Medio. (véase la Cronología del Antiguo Oriente Medio.).

Sincronismos con las inscripciones referentes al entierro de los toros Apis, que comienzan en el reinado de Amenhotep III y continúan en los tiempos de los Ptolomeos, aunque falta información entre Ramsés XI y el año vigésimo tercero de Osorkon II. La poca documentación encontrada en el Serapeum también aumenta las dificultades al usar estos expedientes.

Sincronismos astronómicos. El mejor conocido de éstos es el ciclo de Sotis y el estudio cuidadoso de éste condujo al egiptólogo Richard A. Parker a afirmar que las fechas de la dinastía XII se podrían fijar con precisión. Investigaciones más recientes han debilitado esta teoría, cuestionando muchas de las suposiciones habituales del ciclo de Sotis, y haciendo escépticos a algunos expertos.Por ejemplo, Donald B. Redford, para fijar las fechas del final de la décimo octava dinastía ignora el ciclo de Sotis, confiando en los sincronismos entre Egipto y Asiria y con ayuda de observaciones astronómicas.

Hay que destacar vários períodos fundamentales dentro de la cronología egipcia:



PERIODO PROTODINASTICO (3200 - 3065 a.C. aprox.)
Egipto se encontraba dividido en varias provincias o nomos que acabaron agrupándose formando dos reinos:

El Alto Egipto situado al sur, con capital en la ciudad de Hieracómpolis. Adoraba a la diosa buitre Nejeb. Al rey se le representaba con una corona blanca.

El Bajo Egipto, al norte, tenía la capital en Buto y adoraba a la diosa cobra Uto. Su corona era roja.
Con el paso de los años el Alto Egipto sometió al Bajo Egipto, unificando todo el territorio. El rey unificador fue Narmer, que la tradición identifica con Menes ciñó en su frente la corona unificada, iniciándose la época de los faraones.

El arte del relieve, muy antiguo en Egipto, se plamó en una gran diversidad de objetos, especialmente en las paletas cosméticas, que en este período aumentan de tamaño y presentan sus dos caras esculpidas, y las mazas ceremoniales que adquirieron forma piriforme.

El rey Narmer, para conmemorar la victoria mandó realizar una paleta. En una de sus caras (imagén de la izquierda) el rey, representado con la corona del Alto Egipto somete a uno de sus enemigos agarrándole la cabeza. Así mismo se simboliza la victoria del Alto Egipto sobre el Bajo Egipto a través de un halcón que agarra una cabeza enemiga que surge como un tallo más del jeroglífico de la tierra con seis tallos de papiro.

En esta cara de la paleta (imagen de la derecha), el faraón aparece con la corona roja del Bajo Egipto, desfilando ante él cuatro portaestandartes que se dirijen hacia la escena de los prisioneros decapitados. Con esta escena se completa la narración de la victoria del Alto sobre el Bajo Egipto.En la parte central pueden verse dos hombres barbudos sujetando con una cuerda los cuellos entrelazados de los caballos. La intrepretación que da el egiptólogo inglés Gardiner es la simbología de la unión del doble país, del norte y del sur.



PERIODO TINITA (3065 - 2686 a.C. aprox.)
Una vez producida la unificación de Egipto por Narmer, se inicia la 1ª dinastía tinita por su sucesor Aha. Los soberanos tinitas, llamados así por ser originarios de Tinis, establecieron de una manera sólida y duradera las bases de la administración central y provinical, esforzándose por mantener la unidad política y administrativa del Alto y el Bajo Egipto.

Menfis fue establecida como capital del Estado. Este período comprenda las dinastías I y II.
Los reyes de la dinastía I se hicieron construir dos series de tumbas, una mastaba en Saqqara, necrópolis de Menfis, y otra en Abido, necrópolis cercana a Tinis. Se ha supuesto que la razón pudiera ser que la complejidad teológica hiciera preciso que los reyes tubieran dos tumbas. Sin embargo los faraones de la dinastía I fueron enterrados en Abido.

Las bases ideológicas de la nueva realeza estaban intimamente ligadas a las divinidades, entre otras al halcón Horus.



IMPERIO ANTIGUO (2686 - 2173 a.C. aprox.)
Comprende las dinastías III, IV, V y VI. La capital se fija definitivamente en Menfis, cerca de la que se encontraban las necrópolis de Saqqara y Gizeh.

Durante este período la monarquía alcanzó su máximo apogeo, apareciendo el faraón como centralizador del poder.

Los faraones, reconocidos como hijos de Ra, eran también eminentes jefes espirituales. Egipto estaba muy abierto al mundo exterior, manteniendo fructíferas relaciones comerciales. Este período supuso la eclosión de la civilización egipcia.

Bajo la VI dinastía se inició el declive de esta etapa brillante, debido en parte al poder cada vez mayor de los sacerdotes heliopolitanos y de los altos funcionarios.

La escritura se convierte en herramienta básica de los funcionarios.

Se construye la pirámide escalonada del rey Dyoser (Zoser), primer monumento de piedra tallada conocido. Esta pirámide, junto con las de Gizeh y Abusir dan testimonio de un dominio técnico y de un afianzamiento del poder político.

Las primeras tumbas de los egipcios, llamadas mastabas, eran de forma rectangular; Imhotep, visir y arquitecto del faraón Zoser, superpuso seis mastabas de tamaño decreciente para construir la pirámide escalonada.

Las primeras pirámides fueron escalonadas (dinastía III). Esnofru intentó convertir en pirámide perfecta una escalonada, pero acabó derrumbándose parcialmente; se la conoce como la "falsa pirámide". Fué Keops el primero en constriuir una pirámide perfecta, de grandes dimensiones. La pirámide de Sahure (dinastía V) en Abusir es la primera que solo emplea piedra tallada para el revestimiento exterior y se rellena de piedra y cascote con la finalidad de reducir costes, puesto que ya se iniciaba una época de decadencia debido al creciente poder del clero sobre la monarquía.

Durante la V dinastía, con Keops, Kefren y Micerino, las pirámides alcanzaron su máxima magnitud y perfección.
  
Proliferan los textos esculpidos en las paredes de las cámaras funerarias y en los muros de las mastabas.
Se realizaron estatuas de faraones de tamaño natural y tríadas, en las que el soberano aparece junto con dos divinidades.

La escultura privada se caracteriza por un mayor realismo que la estatuaria real. Esta expresaba la grandeza de los faraones y su austera dignidad. La primera obra maestra fué la estatua de Zoser. La de Keops sentado en su trono y protegido por el halcón señala un apogeo.

Los faraones se pusieron bajo la protección del dios Re (Ra), llamándose "Hijos de Re" en uno de sus títulos. el faraón se identificó con el dios Horus y empieza a surgir con fuerza Osiris.

En este período se pasó de enterrar en una mastaba a hacerlo en una pirámide. Este dificio se vincularía con el culto solar; simbolizaba una escalera porla que el faraón subía al cielo y por donde los rayos solares se extendían sobre la tierra.

A partir de la dinastía V se esculpen en las tumbas de los faraones los Textos de las Pirámides, conjunto de fórmulas destinadas a facilitar al difunto la ascensión al cielo. El derecho a la vida en el más allá, privilegio de los faraones, se extendió también a los funcionarios.



PRIMER PERIODO INTERMEDIO (2173 - 2040 a.C. aprox.)
Dinastías VII a XI. En este período el país sufrió una revolución social, dejándole en la anarquía y la recesión económica. Los nomos se separaron del Gobierno Central y el país comenzó a desmembrarse. Penetran pueblos extranjeros en el Delta. La capital se traslada a Heracleópolis. El poder político y administrativo se fragmenta en dos centros: Heracleópolis y Tebas. Las dinastías IX, X y XI gobernaron paralelamente desde estos dos Centros. Las dos primeras desde Heracleópolis y la última desde Tebas.

Esta decadencia se vió reflejada también en el arte, excaso de representaciones y de estilo tosco y ausencia de grandes monumentos.

Osiris se convirtió en este período en el más popular de los dioses. Destacaron también los dioses tebanos Montu y Amon. La dinastía XI dió la supremacia relegiosa al dios Amón.

Los Textos de las Pirámides, reservados a los faraones, se transformaron en Textos de los Sarcófagos, asequibles a cualquier persona con poder adquisitivo alto.



IMPERIO MEDIO (2040 - 1786 a.C. aprox.)
La unificación de Egipto se produjo por el faraón Nebhepetre Mentuhotep II después de la toma de Heracleópolis y de la expulsión de los libios del Delta, iniciándose el Imperio Medio.

Comprende las dinastías XI y XII.

Los reyes de la dinastía XI trasladaron la capital a Tebas, y esta a su vez fue trasladada por los monarcas de la dinastía XII primero a Ittauy y posteriormente a Illahum (El-Lahún).

Los nuevos soberanos se esforzaron por restablecer el prestigio de la monarquía y la autoridad del Estado. Eran vistos como el mediador entre los hombres y los dioses. Destacaron en esta época los faraones Amenemes III y Sesostris III.

Las relaciones con el pueblo fenicio prosperaron, los países del mediterráneo se sometieron a la hegemonía egipcia. La penetración africana llegó hasta la tercera catarata. Se desarrolla una política de defensa de las fronteras, levantándose en el NE una cadena de murallas denominada "Muro del príncipe".

Una crisis dinástica, así como las grandes invasiones indoeuropeas que modificaron el mapa de Oriente Medio, socavó la estabilidad del poder egipcio.

Se construyen las pirámides con materiales perecederos. En los templos se extendió el bajorrelieve polícromo.
Las tumbas de hipogeo van sustituyendo a las mastabas.

Resalta el realismo en la escultura privada, mientras que se mantienen dos tendencias en la escultura oficial: una tendencia idealista descendiente del Imperio Antiguo, y otra más realista heredera del arte provincial del Alto Egipto.

Aparecen en este período las denominadas estatuas cubo y, aunque iniciadas en el Imperio Antiguo, abunda más en este período las esfinges.

El Imperio Medio supone el cénit de la literatura egipcia, consolidándose los Textos de los Sarcófagos y escribiéndose la Historia de Sinuhé.

El dios Amón se erigió como protector de la monarquía y en torno al él se organizó un verdadero sincretismo de estado. Su alianza con el poderoso dios del sol Ra relegó a las demás divinidades a hipóstasis del dios Amón-Ra.

Tan solo el dios Osiris permaneció al margen de este sistema y se transformó en el dios funerario de todos, mientras su lugar santo de Abydos adquirió un enorme prestigio político y religioso.



SEGUNDO PERIODO INTERMEDIO (1786 - 1552 a.C. aprox.)
El Segundo Período Intermedio incluye desde la dinastía XIII hasta la XVII. Este período ha sido considerado como una época de desorden.

Durante el reinado de Amenemes III, en el Imperio Medio, se fueron estableciendo pacíficamente en la zona del delta grupos semitas. Primero trabajaron como mano de obra barata, y más tarde llegaron a ostentar cargos de responsabilidad.

Estos semitas son los antecesores de los gobernantes hicsos (dinastías XV y XVI).

Los faraones de las dinastías XIII y XIV fueron perdiendo poder, llegando la frontera por el sur hasta Elefantina y en el delta eran los hicsos los verdaderos dominadores.

Los faraones de las dinastías XIII y XIV gobernaron desde la zona del El-Fayum (Ittauy) o del Delta (Xois). Los hicsos establecieron su capital en Avaris y los faraones de la dinastía XVII la establecieron en Tebas.

Los faraones hicsos respetaron las costumbres egipcias, llegando a adoptar nombres egipcios para su titulación real.
Hacia 1630 a. J.C. se constituyó frente a los hicsos la XVII dinastía tebana, cuyo fundador fué Inyotef V. Pero fué Amosis, rey tebano perteneciente a esta dinastia, el que expulsaría a los hicsos de Egipto, inaugurándose así el Imperio Nuevo.

En este período el arte sufre un retroceso y decadencia. Los hicsos se limitaron a imitar los modelos egipcios, e incluso a usurpar estatuas de sus predecesores.

En el campo de la música los hicsos aportaron nuevos instrumentos.

Los hicsos adoptaron a Set como dios protector y lo asimilaron a Baal, su dios principal, dedicándole un tempo en Avaris.

La dinastía XVII conservó las costumbres egipcias, haciéndose enterrar en tumbas excavadas en la roca con sarcófagos antropomorfos. Dichos sarcófagos se decoraban principalmente con plumas y se denominaron sarcófacos rishi.



IMPERIO NUEVO (1052 - 1069 a.C. aprox.)
Comprende las dinastías XVIII, XIX y XX, significando el período de mayor esplendor de Egipto.

La dinastía XVIII vive la reunificación de Egipto y la expulsión de los hicsos. Egipto, libre del invasor hicso conoció un período de realización política, cultural y religiosa.

Los sucesores de Ahmosis, fundador de la dinastía XVIII, primero devolvieron a Egipto su poderío exterior, después de los primeros soberanos, Tutmés III (Tutmosis III) y Amenofis II (Amenhotep II) conquistaron un imperio que se extendió desde la cuarta catarata del Nilo en sudán, hasta el Eufrátes, y que incluía el Próximo Oriente bajo una hegemonía egipcia protectora.

Tutmés III sentó las bases de una administración de las provincias del imperio. Tutmés IV desarrolló a continuación una verdadera diplomacia internacional que estableció poco a poco un derecho consuetudinario que regía las relaciones con los diversos países del gran imperio.

Amenofis I (Amonhotep I) estableció la capital en Tebas y ensanchó las fronteras del país. Pero en este período, la capital pasó de Tebas a Ajetatón, luego a Menfis y volvió a Tebas.

El excesivo poder que había cobrado el clero de Amón fué una de las causas que provocó la revolución amarniense.
 La revolución más decisiva se produjo cuando Amenhotep IV, en su cuarto año de reinado paso a llamarse Ajetatón (Akenatón) y trasladó  la capital de Tebas, morada del dios Amón, a Ajetatón (actual Tell el-Amarna), ciudad consagrada al dios Atón.

El general Horemheb ocupó el poder a finales de la dinastía XVIII y lo legó a Ramsés I, fundador de la dinastía XIX en la que destacan las figuras de Seti I y Ramsés II, padre e hijo.

Seti I atacó a los hititas inaugurando una política de tomar como prisioneros a los hijos de los jefes. Luchó contra los libios y explotó las minas de oro en Nubia. Edificó el templo de Osiris en Abydos, donde hizo esculpir una lista con los Reyes desde Narmer hasta su reinado.

Ramsés II es posiblemente el faraón más importante de toda la historia de Egipto. Luchó contra los hititas con quienes firmó un período de paz. Colonizó Nubia y fue un gran constructor además de un gran militar. Fundó una nueva capital en Pi-Ramsés en el Delta.

En la dinastía XX destaca Ramsés III que tuvo que hacer frente a la invasión por tierra y por mar de los denominados pueblos del mar.

El Imperio Nuevo acaba con la muerte de Ramsés XI, con la división del poder entre el visir Esmendes en el Delta y Herihor como sumo sacerdote de Amón en Tebas, iniciándose el Tercer Período Intermedio.

Se produce el apogeo de la arquitectura real, levantándose los grandes templos de Karnak, Luxor, Abido y Abu Simbel.

Amenofis II inició la construcción de la necrópolis del Valle de los Reyes, con las tumbas como máxima expresión artística.

En este período sigue estando presente la fuerza en la escultura, a la que se suma la gracia y la dulzura de las faciones.

Es de destacar el carácter colosal de las esculturas en esta época, fundamentalmente de los faraones, representados generalmente de pie con una pierna avanzada o sentados, posiblemente para resaltar el poder y la gloria del rey, así como su carácter divino.

Amón fué el dios de la monarquía. Los faraones se declaraban hijos de Amón.

El  Imperio Nuevo vivió una época de cambios muy profundos. Donde más se notó la revolución amarniense fué en la religión. Bajo el reinado de Ajetatón el único dios era Atón, el disco solar. Se prohibió el culto a los demás dioses, y el rey era el único profeta con lo que se suprimieron todas las castas sacedotales.

Tras esta revolución de Ajetatón, los sacerdotes de Amón y los militares pusieron en el trono al joven Tutankhamón que restauró el culto al dios Amón.

Durante el Imperio Nuevo el clero de Amón-Ra aumentó considerablemente sus riquezas y su prestigio.



TERCER PERIODO INTERMEDIO (1069 - 664 a.C. aprox.)
El final del Imperio Nuevo se produce por la ruptura de la unidad política del Estado; los grandes sacerdotes gobernaron el Alto Egipto, conservándose las estructuras faraónicas en el Bajo Egipto.

Este período comprende las dinastías XXI a la XXV.

La capital se trasladó a Tanis desde donde se gobernó la zona del Delta. Herior, gran sacerdote de Amón en Tebas, impuso su poder sobre la monarquía en el Alto Egipto y fué el primero de la dinastía tebana formada por los Grandes Sacerdotes de Amón, quienes basaban su poder en los oráculos del dios.

En el 945 antes de J.C. los libios llegaron al trono. Mantuvieron la capital en Tanis, que fué también lugar de enterramiento de los reyes. Reunificaron el país y recuperaron el poder sobre los sacerdotes tebanos, poniendo fin a la coexistencia de las dos dinastías (faraones y grandes sacerdotes).

Sesonquis I, que inauguró la época libia, llevó a cabo campañas en Israel, tomando Jerusalén y mantuvo contactos comerciales y diplomáticos con Fenicia, continuándose por sus sucesores.

Durante el reinado de Sesonquis II se dividió el reino egipcio. Petubastis I se proclamó rey, con capital en Leontópolis, fundando la dinastía XXIII, mientras que Sesonquis III continuó en Tanis.

La inestabilidad política fué una constante durante este período, afectando negativamente a la sociedad. Uno de los hechos expresivos era el robo de tumbas. Para evitarlo los faraones dejaron de enterrarse lejos de la capital y fueron inhumaados en el templo de Amón en el centro de Tanis.

La aristocracia libia no fué capaz de mantener la unidad, se crearon dinastías paralelas, y al final Egipto cayó en manos de reyes etíopes, siendo Sobacón, monarca nubio, el que unificó el país, proclamandose faraón de todo Egipto. Estos reyes establecieron la capital en Napata. El más famoso de estos faraones fue Tarco. Destaca su labor constructora y por sus continuas luchas contra los asirios.

Mientras otros aspectos de la cultura decaían, la joyería aumentó su producción y calidad, comparables a las joyas del Imperio Medio.

En la estatuaria los funcionarios adoptan la forma de la estatua-cubo (iniciada en el Imperio Medio), con algunas variaciones (como p.e. doblar una pierna).

En este período se intensificó el culto a los animales. Los grandes sacerdotes de Amón en Tebas fundamentaban su poder en los oráculos del dios. El cargo de gran sacerdote de Amón pasó a ser hereditario a partir de Pinedyem I.

Se produce un cambio en el ritual funerario al inaugurar la necrópolis real de Tanis, puesto que los reyes pasan, de ser enterrados en un lugar desierto (El Valle de los Reyes), a hacerlo en cámaras subterráneas cerca del templo de Amón, en Tanis.
Los faraones nubios adoraban a Amón.



PERIODO SAITA (664 - 525 a.C. aprox.)
Durante el período Saita la capital del Estado se situó en Sais. El rey Psamético I, segundo faraón de la dinastía XXVI, con ayuda de mercenarios griegos, consiguió derrotar a los dinastas libios, vasallos de los asirios, que gobernaban en el Delta y expulsó del país a los asirios, que llegaron a saquear Tebas, y a los etíopes del Alto Egipto,  proclamándose faraón del Alto y el Bajo Egipto.
Se desarrolló el comercio exterior, especialmente con los fenicios.

Imitación de modelos del Imperio Antiguo.

Generalización de las estatuas de bronce.

Perfección de las formas.

En lo referente a la escritura, se desarrolló rapidamente el demótico que tenía como base la lengua hablada durante el Imperio Nuevo.

Tanto en este período como en el Persa se produjo una división entre la religión oficial y la popular. Los amuletos y la magia tuvieron una gran aceptación. Se produce un aumento del culto a los animales sagrados (el Toro Apis, los gatos en Bubastis).



PERIODO PERSA (525 - 332 a.C. aprox.)
Aprovechando la debilidad de los faraones de la dinastía XXVI, el rey persa Cambises II invadió Egipto, que acabaría convirtiéndose en una Satrapía persa.

Este período se divide en tres fases:

La Primera Dominación Persa (524-404 a. J.C.).

Ultimas Dinastías Indígenas (404-343 a. J.C.).

La Segunda Dominación Persa (343-332 a. J.C.).

Durante la Primera Dominación Persa, los reyes persas se mostraron más o menos respetuosos con la religión y la tradición egipcia. Las continuas sublevaciones existentes provocaron la independencia de Egipto y el establecimiento de las llamadas Ultimas Dinastías Indígenas. Fué efectivamente Amirteo, rey de Sais, ayudado por los griegos el que expulsó a los persas y fundó la dinastía XXVIII. Finalmente Artajerjes III Oco, en el año 341 a. J.C., consiguió reconquistar Egipto al vencer a Nectánebo II, último soberano egipcio, comenzando la Segunda Dominación Persa.

Al contrario que sus antecesores, estos soberanos persas son recordados por las transgresiones religiosas y políticas, así como por las destrucciones que se produjeron bajo su reinado.

Finalmente el imperio acabó sucumbiendo ante el macedonio Alejandro Magno, que ocuparía Egipto en el año 332 a. J.C. al derrotar a Darío III en Isos.

Darío I impulsó la restauración de algunos templos egipcios, e incluso hizo construir un templo en el oasis de Jarga, denominado el templo de Hibis. Los jeroglíficos se reservaron a la arquitectura, puesto que las lenguas utilizadas fueron el demótico y el arameo.

Los reyes persas de la primera dominación respetaron las costumbres egipcias, prueba de ello fué la continuidad del culto a los animales sagrados. No hicieron lo mismo los soberanos de la segunda dominación persa que modificaron los cultos.



PERIODO PTOLEMAICO (332 - 30 a.C. aprox.)
Este período se denomina así porque todos los reyes varones llevaron el nombre de Ptolomeo.

Se inicia con la conquista de Egipto por Alejandro Magno que acabó con el imperio persa, comportándose como un libertador, respetó las leyes e hizo reconocer su filiación divina.

La capital se estableció en Alejandría. El poder político se concentraba en manos de los reyes.

A la muerte de Alejandro Magno el gobierno de la Satrapía de Egipto pasó a manos de Ptolomeo, hijo de Lagos, que fundó la dinastía Lágida. Estos soberanos se casaron con sus hermanas (al igual que los faraones egipcios). Durante su reinado se produjeron numerosas intrigas familiares, lo que debilitó la dinastía.

Llegaron a poseer Cirene y Chipre. Se disputaron Siria con los Seléucidas, pues era la salida de las rutas del comercio oriental hacia el Mediterráneo y una región productora de madera, material necesario para sus construcciones navales. En el año 168 a. J.C. el rey seléucida Antíoco IV estuvo a punto de apoderarse de Alejandría y destronar a los lágidas, pero Roma envió a Popilio Lenas para apoyar a Ptolomeo IV y mantener así el equilibrio del mundo helenístico. Egipto se convirtió de este modo en una especie de protectorado romano. Durante el reinado de Cleopatra VII, Egipto pasó a manos de Roma, poniéndose fin a más de 3.000 años de Imperio faraónico.

Se produjo un gran desarrollo del arte durante el gobierno de los Ptolomeos. Se construyó en Alejandría el museo y la biblioteca con lo que se consiguió reunir a los sabios más importantes de todos los campos. Fué en esta época cuando Manetón escribió el libro sobre la historia de Egipto.

Merece recordarse que en este período se construyó el Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas de la Antigüedad, sobre la isla de Faros. Lo mandó construir el faraón lágida Ptolomeo I Soter.

Igualmente destacar que se construyeron los templos mejor conservados como son los de Kom Ombo, Edfú, Isna o Dandara.

En la escultura las formas se helenizan.

Los faraones Ptolemaicos respetaron el panteón egipcio y propiciaron un sincretismo con las divinidades griegas.  El dios Amón pasó a asimilarse con Zeus. Incluso crearon una divinidad nueva, Serapis, con características de Osiris y de Apis. También se incrementó durante el mandato de estos faraones el culto a la diosa Isis.


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