martes, 4 de diciembre de 2012

El faraon y el concepto de realeza


Lo primero que hay que entender a cerca del faraón es que no es un dios, pero tampoco tiene las características de un ser humano. El concepto de poder real se concibe en el plano de lo divino e implica dos generaciones: la de Horus que gobierna Egipto y la de Osiris de quien Horus es heredero.
El rey encarna en la tierra el concepto divino de poder. Encarna la fuerza que mantiene el universo en orden, la fuerza divina en un cuerpo mortal. El orden social que estableció el primer faraón que gobernó en el país unificado, el faraón Meres, es parte inmutable del orden cósmico que se da a través de Maat.
Maat es el principio que limita el poder del rey a pesar de que éste no tenga límite. Si un faraón falta a Maat, puede sufrir la damnato memoriae ya que traiciona a la justicia y a la verdad, al orden que representa Maat. Por ello se pierde la pista a determinados faraones. EL egipcio no es cínico, sino que borra de la memoria la existencia de un ser malo que se puede enfrentar a Maat.

En el mundo egipcio el faraón puede cargar con todo el peso por ser un ser divino. La palabra egipcia para faraón es NTJR (“el dios”) o NTJeR NeR (“el buen dios”), como la encarnación terrena del dios Horus. Horus era un dios que aparecía ya en el periodo predinástico y que recibía culto en todo Egipto a través de acepciones locales y regionales.
Como podemos ver en la estatua sedente de Kefren como símbolo de la unión de las Dos Tierras, el faraón transmite la sensación de poder en estado puro, más allá de su cuerpo humano. En la cabeza le acompaña un halcón que extiende sus alas con una gran pureza de líneas, se trata de la representación de Horus, como un protector del poder real. En esta escultura nos encontramos la unión de la forma animal y humana del dios Horus.

Las funciones del faraón son fundamentalmente cuatro, que realmente se funden en una:
  • Función nutritiva: es el garante de las crecidas del Nilo. Así podemos ver en una paleta ritual anterior a la unificación del País al rey Escorpión con la Corona Blanca del Alto Egipto en una escena que nos lo muestra con un azadón mientras a su lado otra persona recoge la cosecha con una cesta. En general esta función la delegará en la administración.
  • Administración de Justicia: el rey daba muestras de su favor a través de tierras o joyas, ya que no existían las monedas. Este es el caso de los collares de moscas que tienen un carácter militar dada la tenacidad infatigable de estos animales, tenacidad propia de los soldados, y que se dan sobre todo en el Imperio Nuevo. Esta función también podía delegarla en la burocracia.
  • Función defensiva: era el encargado de garantizar la defensa del Valle del Nilo. La escena del faraón defendiendo el país es muy común sobre todo en el Imperio Nuevo. Es el caso de la escena de Seti I arrodillado ante Amon y entregándole la espada. Antes del Imperio Nuevo no existían este tipo de imágenes de las enseñanzas de tiro con arco sobre una diana que representa a los males, el faraón guerrero... son en definitiva escenas que enfatizan el poder del faraón que va a ser sobre todo un atleta. En un muro del templo de Luxor vemos a Amenofis II subido ya sobre un carro, elemento que tampoco encontramos con anterioridad al Imperio Nuevo.
  • Función constructiva: el faraón tiene la obligación de construir, lo que termina siendo una imagen muy expresiva a la entrada de un templo. El faraón debe estar en armonía con los dioses, por lo que se construyen templos grandiosos y ricos para ellos. En otros casos se amplían los que ya existen. Cada nueva construcción es un elemento más para alcanzar esa armonía. Pero hay que tener en cuenta que en ocasiones se realiza una usurpación (sin que esto tenga realmente un sentido negativo) de materiales para una nueva construcción, esto no perjudica al faraón anterior sino que inserta su construcción en una nueva estructura, como ocurre con la esquina de la Capilla Roja de la reina Hatshepsut. El concepto de fin de las obras era relativo, un templo nunca se acaba, sino se convertiría en un templo muerto, debía seguir transformándose para que estuviera vivo.

Todas las funciones del faraón, como decíamos, se resumen en una sola: mantener Maat. Esto lo encontramos por ejemplo en una escena de la sala hipóstila de Karnak en la que encontramos a Horus junto con el faraón y el dios creador Nun tirando de una red en el Nilo donde se encuentran gran número de peces y aves acuáticas imbuidos del caos de la naturaleza y han de ser los dioses los que lo ordenen. Otras escenas de este estilo serían las de caza en las que nos aparece el faraón sobre su carro en persecución de animales peligrosos. En la arqueta de Tutankhamon nos encontramos una imagen de este tipo ya que se nos muestra al faraón sobre el carro cuando sabemos que no fue nunca a la guerra, a pesar de todo aparece cazando leones y luchando con asiáticos y nubios siendo un programa iconográfico que pone de manifiesto el dominio del faraón y su voluntad de orden, es la esencia de lo que debe hacer el faraón, lo que está en su naturaleza hacer aunque por su edad aún no haya ido a la guerra.
Una escena muy común para representar la función de defensores del orden son las llamadas placas de los enemigos de Egipto, que se colocaban a modo de alfombras para que el faraón pasase por encima de los enemigos del país.
La paleta de Narmer (dinastía 0) es otro ejemplo de esta búsqueda de Maat. En ella nos encontramos a Narmer sujetando a los males del reino por las coletas mientras que en la otra mano lleva un mazo. Se trata del sometimiento ante en faraón, imagen que se convertirá en típica con la esfinge que camina entre los enemigos, representación que se repetirá en los templos romanos.
Las hambrunas, las inundaciones catastróficas... eran triunfos momentáneos del desorden, cuya divinidad será Seth.

Una de los elementos más simbólicos que nos podemos encontrar en el mundo egipcio es el nombre. Está asociado a la identidad de cada persona, cada uno está formado por el Ba, el Ka... y por el nombre, que es sumamente poderoso.
El nombre del faraón es más complejo y poderoso si cabe. Su título es el conjunto de nombres que toma al subir al trono, cada uno de ellos precedido de un título.
El término egipcio para el faraón se representa con el jeroglífico PER AA, “la gran morada”, ya que la palabra faraón proviene de la Biblia.
En época Ptolemaica hay periodos en los que el rey cambia cada dos semanas y los artesanos tienen que cambiar los jeroglíficos cada vez, por lo que terminan por cambiar todos los nombres del faraón por uno solo para no tener que complicar tanto las cosas.
Pero los nombres del faraón se comienzan a formar ya en las fases más antiguas de la historia egipcia, en las que nos encontramos al rey nombrado con el nombre de Horus, lo que llamamos Serej, que se representa dentro de un rectangulo con unos signos referentes a la fachada del palacio en la esquina inferior derecha.
Esto es lo que podemos ver en una estela con el Serej de Horus Djet en la que encontramos una representación de la fachada del palacio con entrantes y salientes que copian el palacio de Hierakómpolis, capital de la primera dinastía. Algo similar a lo que encontramos en el Serej del faraón Aha “el brazo fuerte”.

En el Reino Antiguo nos encontramos ya la titulación completa con los cinco nombres del faraón:
1. Nombre de Horus: lleva como título el halcón y alude al programa del reinado del faraón.
2. Nombre de las Dos Señoras o Nebty: son el Buitre (Mut) y la Cobre (Iaret) que protegen el Alto y Bajo Egipto.
3. Nombre de Horus de Oro: figura de un halcón sobre el jeroglífico de oro, material que nunca se ennegrece con lo que se representa así el cuerpo de los dioses.
4. Nombre de Nysut Bity: título del señor de la Caña y la Abeja, del Alto y Bajo Egipto. Este nombre se escribe ya en el cartucho como dominador del universo ya que el cartucho representa aquello que rodea el universo. Es el nombre que asume el rey cuando es coronado, lo elige él y es el nombre por el que le conocen en Egipto.
5. Nombre del hijo de Ra o Saa Re: es el nombre de familia, el nombre por el que se le conoce en ambientes familiares y que suele contener un teóforo. Será el nombre que pase a la historia contemporánea y es por el que llamamos a la mayor parte de los faraones hoy en día (Ramses, Thutmes, Seti...).


Una titulación completa: <<Horus, toro poderoso, perfecto de apariciones gloriosas. Dos Señoras: sostenedor de la realeza como Atom [el anciano dios sol] Horus Dorado: fuerte de brazo, opresor de los Nueve Arcos [enemigos tradicionales de Egipto]. Nisut y bity [términos que designan al faraón]: Menkheprure [Re sostenedor de manifestaciones]. Hijo de Re: Tutmosis [IV], de aspecto grandioso, amado de Amon-Re, dominador [o agraciado] de vida como Re>>.

Cuando el faraón ha faltado a Maat, los sucesores realizan la damnato memoriae para evitar que su nombre se vuelva a leer, dándole de nuevo la vida a través de la palabra.

El festival Hebsed era una forma de garantizar el equilibrio del país, ya que si el rey no puede cumplir con sus obligaciones, no puede seguir gobernando porque atentaría contra Maat. Es probable que el festival Hebsed sea un recuerdo dulcificado de los ritos que se realizaban en el periodo predinástico y que quizás pudiesen llevar a la muerte del gobernante en caso de que no cumpliese sus obligaciones. En época dinástica el festival debía celebrarse cada 30 años del reinado del faraón, si bien el festival se podía adelantar si el faraón veía que cada vez tenía peor salud; de esta forma se podían celebrar varios en la vida del faraón. La función de este festival es fundamentalmente la de probar la buena forma y virilidad del faraón.
Nos han llegado monumentos para la celebración del festival de los que podemos entresacar el funcionamiento del mismo:
El faraón convoca a los principales dioses de Egipto en un lugar concreto que suele ser la capital del país. De este modo los sacerdotes remontan el río en barcas hasta el punto indicado portando las estatuas de los dioses que son recibidas por el faraón que las homenajea construyéndoles capillas en el patio de la celebración. Estas capillas se dividen en dos grupos, las del Alto y las del Bajo Egipto, siendo acompañadas por las casas del Sur y del Norte respectivamente. El rey como humano envejece, pero como dios tiene la posibilidad de revitalizarse por medio de diversos rituales. Uno de ellos es la donación de ofrendas a cada una de las divinidades.
El faraón deberá realizar dos veces las ceremonias, una para el Alto y otra para el Bajo Egipto. A lo largo de los distintos rituales tendrá que ir cambiando de atuendo.
Uno de los momentos claves es en el que el faraón se introduce en un sarcófago y resucita simbólicamente, siendo entonces coronado como rey del Alto y del Bajo Egipto por Horus y Seth. Estos dioses le ofrecen el signo jeroglífico del año (una caña) como símbolo de que le están ofreciendo años de vida y de reinado.
En otro momento del ceremonial, el rey tiene que realizar una carrera con la corona blanca y el faldellín con rabo de toro para probar su fuerza y resistencia. Posteriormente ha de disparar con su arco a los puntos cardinales como símbolo de su capacidad para vencer a los enemigos de Egipto.
El festival Hebsed es un ejemplo de la pervivencia de las facetas predinásticas africanas. Es también el ejemplo de la obsesión por el papel del rey como garante de la estabilidad y la negación de la decadencia.

Uno de los aspectos más importantes de la cultura egipcia es la coronación del faraón. El cargo del faraón era hereditario y pasaba de padres a hijos en principio primogénitos varones. Pero en la práctica nos encontramos casos distintos. Hay que tener en cuenta que los reyes tenían muchas mujeres entre las que se encontraba la gran esposa real (generalmente egipcia) que es la que tiene la obligación de engendrar al primogénito. Era relativamente fácil que el primogénito sufriese cualquier tipo de accidente en favor de los hijos de otras de las mujeres del harén. Además, aunque el candidato al trono debía ser de familia real, nos encontramos casos de faraones que no tienen vinculación con la familia, sino que son personajes de la corte que se hacen con el poder en momentos de inestabilidad como es el caso del general Horemheb o el sacerdote Ay. En estos momentos de inestabilidad, el ejército junto con el clero tienen la última palabra, si bien suele darse a través de milagros, oráculos... de los distintos dioses. Incluso nos encontramos con extranjeros que son aceptados como faraones egipcios como es el caso de los ptolemaicos que ni siquiera llegaron a aprender la lengua egipcia y que eran venerados como Horus vivientes.
Todos estos “problemas” de sucesión no tuvieron mayores repercusiones dentro de la mentalidad egipcia, ya que para los egipcios todos los reyes de Egipto fueron Horus, el legítimo heredero de su padre Osiris, sólo hubo una línea sucesoria, una sola dinastía.
Cuando el rey es sustituido, en términos ideológicos lo que ha ocurrido es una victoria momentánea de las fuerzas caóticas sobre el orden y en ese sentido se transformaba en el asesinato de Osiris por su hermano Seth.
Es posible que, tras la muerte del faraón, los príncipes puedan declarar su intención de subir al trono, pero normalmente se elegía al primogénito.
El ascenso al trono se produce a la salida del sol del día siguiente, asumiendo el nuevo faraón las tareas gubernamentales. Esto se convierte en la imagen de la salida triunfal del Sol del mundo de las sombras, del mal. Entre este día y la coronación pasarán unos 70 días, periodo aproximado que duraba la momificación y el entierro del anterior faraón, periodo en el cual el nuevo faraón se dedica a recorrer el Nilo para presentarse ante los distintos dioses en sus santuarios.
La coronación procuraba realizarse en el comienzo de algún ciclo natural (la crecida, una fase de la luna...). Se trata de la materialización legal de la subida al trono. Durante la ceremonia, todos los dioses rinden homenaje al nuevo faraón mientras Thot toma nota de todo lo que sucede. El nuevo Horus es conducido a las capillas del Alto y del Bajo Egipto donde por una serie de rituales se le corona y se le reconoce como faraón.

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