miércoles, 28 de enero de 2015

Julio Cesar

La verdadera historia sobre la cesárea de Julio César

El origen de la palabra cesárea se atribuye, de forma errónea, a Julio César. El hecho de que su madre, Aurelia, viviera muchos años junto a él hace imposible que naciera por cesárea, ya que ésta no habría sobrevivido al parto.

Obviamente, el método del parto por cesárea es antiquísimo, y seguramente fueron los ganaderos quienes empezaron a aplicarlo con sus animales cuando las cosas se torcían. 

En el antiguo Egipto, hacia el año 700 a.C la ley permitía sacar al feto por vía abdominal cuando la madre moría durante el embarazo. Una norma que fue asumida mucho más tarde por el imperio romano y que se conocía como Lex Regia. Dicha norma prohibía enterrar a una mujer muerta sin haberle extraído el feto para poder enterrarlo acorde a los preceptos religiosos. Durante la Edad Media debía, además, bautizarse al niño.


Esta intervención en humanos era siempre contemplada como “la última opción” y ya aparece referenciada en el Talmud. Lógicamente, en aquellos tiempos suponía siempre la muerte de la madre, pero el caso es que hay constancia de que Aurelia, la madre de César, murió después de que su hijo pasara de la cincuentena. ¿Cómo fue posible?


“Aparentemente, los únicos que creen que César vino al mundo mediante esta mortal intervención intrauterina son los encargados de escribir diccionarios. Este asombroso error, que incluso ha alcanzado el bastión de la infalibilidad académica: el Oxford English Dictionary, parece haberse originado en el modo en que Plinio explicó el origen del nombre familiar de los César. Los Caesars (una rama del clan romano de los Julii) tomaron supuestamente su nombre del verbo “caedere” (cortar), en referencia a un antecesor olvidado que aparentemente vino al mundo de esta forma.”

Resumiendo, no fue César quien vino al mundo por cesárea, sino que la historia de la familia (que recordemos retrocedía hasta enlazarlos con los dioses, lo cual no parece dotarla de gran “verosimilitud”) cuenta que uno de sus antepasados vino al mundo una vez que decidieron “cortar” a su madre. Fin de la discusión.

Curiosamente, parece ser que la primera cesárea exitosa (es decir, la primera en la que la madre sobrevivió para contarlo) se realizó alrededor del año 1500. El autor de esta maravilla médica fue un castrador de cerdos suizo, necesariamente un hombre con mucha experiencia y habilidad. Su nombre ha caído en el olvido, pero su trabajo inspiró a muchos “carniceros” que le sucedieron. A mediados del siglo XIX, el porcentaje de supervivencia de la madre continuaba siendo de solo el 25%.

Hoy en día, los antisépticos modernos y las técnicas de sutura han convertido estas intervenciones en actos rutinarios.

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