jueves, 17 de diciembre de 2015

SUMERIA Y ORION

Es la primera civilización humana de la que tenemos constancia. Se constituyó entre los años 4.500 y 4.000 antes de Cristo en la región de Mesopotamia, entre los río Tigris y Éufrates, donde hoy se sitúa Iraq.

Construyeron ciudades con palacios y acueductos, crearon una escritura y un sistema de numeración, un código de leyes, un sistema religioso, la fundición de cobre y estaño para producir bronce, etc. A ellos se atribuye el conocimiento astronómico más sofisticado de la antigüedad. Agruparon las estrellas en las constelaciones que hoy reconocemos, les dieron los nombres que aún usamos y las localizaron en el firmamento.

Registraron el movimiento de avance diario del sol en su aparición por el horizonte y detectaron que hay un momento en el año en q sale 2 días en el mismo sitio. En esos dos días el día y la noche tienen la misma duración y lo convirtieron en un punto de referencia al que llamaron equinoccio. Con ese punto de referencia empezaron a contar el transcurrir del tiempo de la tierra. Inventaron todos los conceptos de astronomía esférica, los polos, los ejes de rotación, la eclíptica, los solsticios y lo más increíble es que conocían el ciclo llamado precesión de los equinoccios. Éste consiste en el cambio gradual en la orientación del eje rotativo de la Tierra, siguiendo una trayectoria circular alrededor del polo, similar al bamboleo de una peonza. Este ciclo se completa cada 25.776 años.

También descubrieron que nuestro sistema solar gira alrededor de Alción, que es el sol central de las Pléyades, tardando 25.920 años en terminar cada vuelta. De esta manera los sumerios agregaron al tiempo terrestre el tiempo celeste, una enorme medida que determina ciclos que han sido precursores de significantes cambios. Dividieron el círculo de ese recorrido en 12 cuadrantes, representado cada uno por un animal, en lo que todavía hoy conocemos como zodiaco. Cada cuadrante o era dura 2.160 años y ahora estamos entrando en la era de Acuario.

Además dejaron registrada la existencia de todos los planteas de nuestro sistema solar, incluso Urano, Neptuno y Plutón, que sólo fueron redescubiertos recientemente por la astonomía moderna.

Arte sumerio, representación de Nibiru, Realograma
Representación sumeria en la que figura nuestro sistema solar con un planeta añadido, tal vez Nibiru...

Mucha de la información que tenemos acerca de los sumerios ha llegado a nosotros a través de tablillas de arcilla con textos y representaciones acerca de su vida y creencias. Quizás la figura más representativa en su estudio fue el recientemente fallecido Zecharia Sitchin, un conocido arqueólogo e historiador que, después de traducir miles de tablillas sumerias, llegó a contundentes conclusiones que explica en los numerosos libros que tiene publicados. Según sus estudios, los sumerios hablaban de la existencia de un planeta más en nuestro sistema solar, denominado Nibiru o Planeta X, cuya órbita alrededor del sol trazaría una elipse muy marcada y que tardaría 3.600 años terrestres en completar. En este planeta habitaban unos seres inteligentes llamados Anunnaki, que provenían originalmente de la Constelación de Orión, y que crearon la raza humana en la tierra a partir de la manipulación genética de homínidos. Además, fueron ellos quienes transmitieron al hombre todo el conocimiento relacionado con tecnología, arquitectura, agricultura, medicina, etc.

Esta teoría supuso todo un desafío para la comunidad científica y de historiadores tradicionales, que optaron por interpretar los mensajes de estas tablillas sumerias como pura mitología o creencias religiosas. En cualquier caso, fueran mito o realidad, es interesante que los Anunnaki provinieran de Orión, porque esto nos da un apunte de que la civilización sumeria relacionaba el origen de la humanidad con esta constelación.

Escritura cuneiforme Sumeria, Realograma
Fragmento de piedra tallada con escritura sumeria en el 2450 A.C. Museo Louvre, París. 
Imagen cedida por Eric Gaba.

EL ANTIGUO EGIPTO Y ORIÓN


La civilización egipcia nos dejó un legado extenso de edificios, artefactos, representaciones artísticas y jeroglíficos que nos permiten conocer en detalle muchos aspectos de su cultura. Aunque también es cierto que aún existen numerosos enigmas que dan lugar a diversidad de hipótesis y dividen las opiniones de los expertos. Uno de esos misterios sin resolver se encuentra en un colosal conjunto arquitectónico que parece hacer una clara alusión a la constelación de Orión: Las Pirámides de Gizeh.

En los años 90, el ingeniero Robert Bauval y el investigador Adrian Gilbert se embarcaron conjuntamente en una exhaustiva investigación acerca del asentamiento de Gizeh y formularon sus conclusiones en lo que llamaron la Teoría de la Correlación de Orión, que detallan en su libro "The Orion Mystery, Unlocking the Secrets of the Pyramids". En él explican que las tres pirámides de Gizeh (KeopsKefrén y Micerino) están situadas de tal manera que son una representación a escala de las tres estrellas que conforman el Cinturón de Orión, tal y como estaban situadas en el año 10.500 a. C. Además, descubrieron que en la pirámide de Keops hay unos angostos canales que comunican la Cámara del Rey y de la Reina con el exterior, orientados de manera que cuando el primero trazaba una trayectoria hacia el centro de la constelación de Orión, el segundo la trazaba hacia la estrella Sirio.

Pirámide de Keops, Realograma
Sección de la Pirámide de Keops con indicaciones de los canales que comunican con el exterior.

Curiosamente, dos de los dioses principales de los egipcios eran Osiris y su mujer Isis, a los que asociaban con Orión y la estrella Sirio respectivamente, y eran considerados los creadores de La Tierra y de la humanidad. Una vez más, nos encontramos ante una civilización que asociaba a Orión con el origen del hombre.

Cinturón de Orión y Pirámides de Gizeh, Realograma
Al superponer el mapa estelar del Cinturón de Orión sobre la posición de las Pirámides de Gizeh, vemos que el patrón coincide.

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